sábado, 16 de abril de 2016

El antílope de ebano (Race: El héroe de Berlín)

Por este tipo de producciones es una de las razones por las que uno de mis hobbies favoritos es el cine, la sensación que tengo en el cuerpo tras ver la película sobre Jesse Owens es totalmente indescriptible.

Bajo mi punto de vista, el film canadiense de Stephen Hopkins lo tiene todo para ser una de las grandes relacionadas con el mundo del deporte. Escudándose en esta imagen deportiva que le otorgan, la película va mucho más allá contándonos una historia totalmente paralela y que no tiene nada que ver con el deporte.

Como ya hicieron otros directores de la talla de Boaz Yakin con 'Titanes hicieron historia', Hopkins relata el sentimiento racista estadounidense en las décadas de los 30 y los 40, aunando también el régimen nazi de Adolph Hitler durante el transcurso de las olimpiadas de Berlín de 1936. Aprovechando así, la gran hazaña conseguida por Jesse Owens en dichas olimpiadas.

Sumando que es una historias real, es de señalar el gran trabajo realizado con los planos secuencia, logrando por instantes hacerte sentir parte de la escena y consiguiendo que no pasen desapercibidos. Un punto fuerte sin lugar a duda al igual que el ritmo ligero que posee la película.

Desde el primer momento, relata la vida de Jesse Owens, un padre joven que vivía en Cleveland soportando los abusos habituales a los que eran sometidos las personas de color durante aquella época. En busca de una vida mejor para su novia Ruth y su hija Gloria, aprovecha su don, la velocidad, para conseguir una beca y poder estudiar en la universidad de Ohio compaginándolo a la vez con diferentes trabajos.

A partir de esto, el film se desarrolla entre una serie de novedades concernientes a la vida privada de Jesse mientras su carrera deportiva crece a pasos agigantados. Por otra parte y teniendo en cuenta que la guerra mundial se encontraba a la vuelta de la esquina, se le da una importancia grande a la implicacion y presión política bajo la que se encontraba el deporte.

Con el gran reparto que posee, el film se difurca en varios caminos dándole protagonismo a cada actor en su respectivos campos. A mi forma de ver los dos puntos fuertes de este elenco son:
Jason Sudeikis, quien acostumbrado a realizar comedias realiza un trabajo serio a la par que destacable como el entrenador de Jesse, y Jeremy Irons con una actuación impecable bajo la figura del presidente del comité olímpico estadounidense, Avery Brundage.

Obviamente sin olvidar la interpretación de Stephan James, dando vida de nuevo al legendario Jesse Owens. Lo hace con poca técnica, lo que le da un toque mas realista al film. Un papel principal no tan sensacional pero muy logrado.


Otro de los papeles que bajo mi punto de vista hace de esta película mucho más que una historia de deporte, es el de Barnaby Metschurat. ¿Quién mejor que un actor alemán para dar vida al ministro Joseph Goebbels? Pues bien, realiza un papel soberbio, mostrando el lado más radical del nazismo, con una creencia obsesiva en la supremacía de la raza aria y un carácter muy duro.

En otro rasero, podemos encontrar a Shanice Banton y Eli Goree, como su mujer y Dave Albritton respectivamente.
Carice Van Houten como Leni Riefenstahl, directora de cine alemana o también a William Hurt, que interpreta a Jeremiah Mahoney, presidente de la Amateur Athletic Union.

En mi opinión, el fallo de esta producción se encuentra en la poca pasión o suspense que se le da a su historia deportiva. Por lo demás, una gran película deportiva y educativa que enseña la problemática racista de la sociedad de la época y que como finalidad nos muestra que todos somos iguales dejando a un lado la variedad de razas de los seres humanos. Muy recomendable.



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