Reconozco que aún me encuentro un poco asombrado después de ver esta producción, un total descubrimiento para mí. Alejandro Monteverde realiza un trabajo magnífico en little boy, la que es su segunda película tras 'Bella'.
Este drama, del año 2015, pone a prueba los sentimientos más extremos del espectador. Consigue hacerte pensar sobre la sociedad, tanto en lo bueno como en lo malo.
De otro modo, nos enseña como funcionaba la vida durante la segunda guerra mundial, cuando al menos un hombre de cada familia tenía que acudira al frente. Una vida dura para los que se quedan en casa sin noticias de sus familiares.
La historia transcurre en O'Hare, un pequeño pueblo pesquero de California. A pesar de ser una película actual, está perfectamente ambientada en los años 40, señalando el gran trabajo realizado por los encargados del vestuario y de fotografía.
El director nos muestra la vida de la familia Busbee, y principalmente la gran relación que existe entre Pepper y su padre James. Esta relación se ve afectada por la guerra, separando a los dos socios.
Pepper, el protagonista, se ve sólo ante la marcha de su progenitor por lo que buscará cualquier forma para poder conseguir que vuelva a casa. Debido a su problema de crecimiento, Pepper es el hazmerreír de todos los niños del pueblo, lo que le pondrá las cosas más difíciles.
Sin saber en quien apoyarse, comienza a pasar tiempo con su hermano, un joven que se da a la bebida debido al sentimiento de culpabilidad que siente tras no poder acudir a la guerra.
La situación de la guerra se aparta a un lado dejando paso a diferentes situaciones o problemas simultáneos. Después de amenazar a un Japonés residente del pueblo, Pepper conoce la fe a través del Padre Oliver, quién a traves de metáforas le hace ver al pequeño que todo se puede conseguir aferrándose a dicha fe.
Su inocencia, le hace creer al pequeño que puede conseguir que su padre vuelva siguiendo una lista de objetivos que le da el cura, entre las que se encuentra ser amigo del señor Hashimoto.
Mediante este personaje, el director, nos hace ver el odio que existía en el pueblo americano hacia los japoneses, después del ataque de Pearl Harbor. Con él se hace visible el aparheit constante característico de la época, con lo que el pequeño experimenta unas sensaciones antagónicas sin saber muy bien que hacer.
Un gran trabajo ejecutado por Cary-Hiroyuki Tagawa, metiéndose en el papel de este japonés. Lejos de huir, responde con inteligencia en sus apariciones.
Jakob Salvati como Pepper, el gran protagonista, nos gana con su gran inocencia y con su fe interminable, un papel con el que tenía que conseguir transmitir la tristeza que siente un niño ante su situación, y que en mi opinión lo hace de forma magistral.
Él y su hermano, llevado a cabo por David Henrie, son a mi forma de ver las cabezas visibles del film. David, transmite todo lo contrario que su hermano, una persona que no quiere ver la realidad y que tiene un sentimiento de culpabilidad muy grande.
Emily Watson, la madre de la familia expresa con gran realidad la consternación que sienten esposas como ella, mezclándolo con momentos de máxima entereza. Una gran actuación.
El punto negativo sin ninguna duda es la interpretación de Michael Rapaport, al que se le ve poco expresivo en sus aparaciones como el padre de la familia.
Por otro lado es de reseñar la aparición de Kevin James, un gran exponente que aparece muy poco como doctor del pueblo.
Una producción inteligente y elegante, con unas actuaciones impecables. Una gran dirección consiguiendo lo que se pide de esta película. Un drama cómico que nos hará disfrutar de diferentes emociones. Por último volver a señalar el gran trabajo de vestuario y de fotografia, que nos acercan en ese momento a los años 40. Totalmente recomendable.
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